lunes, 17 de octubre de 2011

024. Biología - Décimo. Nomenclatura

Nomenclatura
Como de una forma más o menos implícita insinuábamos antes, cualquier tipo de estudio en Biología, debe tener una cierta base taxonómica. Si no sabemos el nombre de los animales o de las plantas con que trabajamos, nos resultará bastante difícil sacar algo en claro de nuestros estudios.
Una vez que agrupamos a los organismos por especies, se nos presenta el problema de qué nombre ponerle a cada especie, para poder hacer referencia a ella más adelante.
Al principio se intentó dar nombres vulgares a todas las especies, o se las intentó describir abreviadamente mediante una frase que resaltara sus características más conspicuas.
Tras varios intentos de varios autores, se acabó aceptando el sistema binomial de Linneo, establecido en su obra Systema Naturae, cuya décima edición (1758) sirve como punto de partida.
Este sistema asigna a cada especie un nombre compuesto de dos palabras. La primera palabra corresponde al nombre científico del género y se escribe la primera letra con mayúscula y en cursiva , mientras que la segunda palabra es el epíteto específico y corresponde a la especie, la cual se escribe también en minúsculas y en cursiva, por ejemplo, el nombre científico para el hombre es: Homo sapiens.
El nombre científico esta escrito en latín para permitir la comunicación universal.
Si se escribe a mano en cursiva, entonces el nombre científico se subraya.
En el caso de que todo el texto circundante esté escrito en cursiva, el nombre científico se escribe normal.
Generalmente la comunidad académica dedicada al estudio de determinado reino de especies biológicas utilizan algunos protocolos particulares para el proceso de nomenclatura.
Por ejemplo, en el caso de que haya subespecie, ésta se escribe a continuación de la especie, también en cursiva y sin ninguna palabra intercalada, hecho este que diferencia el Código Internacional de Nomenclatura Zoológica (CINZ) del Código Internacional de Nomenclatura Botánica, en el que aparece la abreviatura subsp. intercalada. Según el CINZ, no tienen validez los táxones infrasubespecíficos.
Por ejemplo, el nombre científico del pez Aphyosemion bivittatum hollyi, el primer nombre corresponde al género, el segundo a la especie y el tercero a la subespecie
Tras el nombre del taxón específico se incluye el nombre del autor y el año en que fue descrito por primera vez, Por ejemplo, Poecilia reticulata Peters, 1859.
Si la planta o animal ha cambiado de nombre se pone entre paréntesis el nombre anterior en letra no cursiva, pero el nombre del autor que lo describió sigue vigente .
En el ejemplo anterior, el pez fue denominado por Peters. Lebistes (género) entonces se escribe Poecilia reticulata (Lebistes), Peters, 1859.
Los nombres científicos revelan datos interesantes, no sólo sobre la especie en cuestión, sino también sobre el científico que la describió. Así abundan los nombres científicos referidos a personajes de la mitología grecorromana, sobre todo en Lepidópteros.
Por ejemplo, dentro de la familia de los Papiliónidos, nos encontramos con Iphiclides podalirius y Papilio machaon, dos bellas mariposas cuya similitud nos recuerda Linneo al ponerles los nombres de dos médicos homéricos.
El estudio de estos nombres científicos nos puede proporcionar, como mínimo, unos ratos muy interesantes.
En el mundo de los insectos las clasificaciones de especies nuevas son difíciles y, muchas veces extenuantes, de lo que dan fe Stroudia difficilis, Paravespa gestroi problemática y Bombus perplexus.

Estarían también los nombres puestos por entomólogos sin ninguna imaginación como Coeleumenes secundus, Leptochilus tertius, Eudynerus nonus (sinonimizado con E. octavus, para desesperación de los matemáticos).
Naturalmente en la Entomología también existe el peloteo, la egolatría y el autobombo, del que podría dar fe el lepidóptero Cartwrightia carwrighti cuyo autor, un tal Carwright, justificó la semejanza con su nombre alegando que había dedicado el nombre genérico a su padre y el específico a su hermano.
Pero sin duda alguna el caso más alarmante sería el protagonizado por Embrick Strand; en una revista dirigida por él mismo, y dentro de unos tomos dedicados al editor de la revista, que casualmente también era él, apareció un artículo firmado por un tal Jan Obenberger en el que se describían 92 nuevas especies de coleópteros, de las cuales 50 llevaban en alguna parte de su nombre científico un apelativo a Strand, ya usando su nombre, su apellido, ambos o una derivación de ellos.
Pero no todos los entomólogos han de ser ególatras, sin imaginación o expresar sus frustraciones a la hora de clasificar insectos; también hay sitio para el amor. Un ejemplo de esto serían las arañas Ochisme y Marichisme (Kirkaldy), aunque desde luego, ignoramos el romanticismo que pueda despertar una araña.
La construcción de árboles filogenéticos
Uno de los objetivos de la sistemática es la filogenia o sea la clasificación de las especies teniendo en cuenta sus relaciones de parentesco.
La construcción de árboles filogenéticos, representa hipótesis evolutivas y trata de definir grupos monofiléticos (ancestro y descendientes)
Para construirlos, se deben tener datos que provienen de las características usadas en la clasificación.
Métodos de clasificación
Existen muchos métodos de clasificación, según la manera en que evalúan ciertos caracteres, entre ellos
a. El tradicional o evolucionista,
b. La fenética o taxonomía numérica y
c. La cladística o filogenética
a. El tradicional o evolucionista
Los criterios usados en la sistemática tradicional enfatizan en tanto el antecesor común (monofilésis), como en el peso de la divergencia entre grupos
Los organismos se agrupan en especies teniendo en cuenta:
• La utilización del concepto biológico de especie, basado en propiedades biológicas (la comunidad reproductiva)
• La utilización de caracteres morfológicos y no morfológicos y la necesidad de valorar adecuadamente (con métodos estadísticos si es necesario) la variabilidad.
• La necesidad de ponderar similitud morfológica y parentesco filogenético en caso de conflicto
Sin embargo si tomamos como ejemplo la agrupación lagartos, cocodrilos, y aves como se observa en la gráfica

Gráfica Determinación de grupo monofilético por ancestro común
Tomada de: http://www.ciencias.uma.es/departamentos/bioanimal/sfonline/sistematicafilogenetica/tema_1.htm

Por su parecido entre sí (caracteres morfológicos) los lagartos y cocodrilos se agrupan en un taxón Reptiles según la clasificación tradicional.
Pero si tenemos como criterio el parentesco filogenético, es decir, la proximidad de los ancestrales comunes, aves y cocodrilos son ramas derivadas de un linaje común ( línea naranja ) y por lo tanto, comparten un mayor grado de parentesco y se agrupan en un taxón que se ha denominado "Arcosaurios", desde el punto de vista de la clasificación cladista.
En conclusión al tomar en cuenta ambos criterios: similitud de caracteres morfológicos y parentesco filogenético, como lo hace la clasificación tradicional o evolucionista, puede presentarse conflicto en la agrupación y se requiere tomar el sistema de clasificación más apropiado para ponderar el peso de los caracteres.
ACTIVIDAD DE CLASE PARA EL EQUIPO DE TRABAJO
1.   ¿En qué consiste la nomenclatura binomial y quién es su autor?
2.   ¿Cuáles son las normas para el nombre científico? de ejemplos en cada uno de los casos.
3.   ¿Cuáles son los métodos de clasificación?
4.   En el sistema tradicional o evolucionista ¿Cuáles son los criterios que se tienen en cuenta para agrupar especies?

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